Minas, 4 Jun.- Desterrar la mentalidad importadora en medio del complejo escenario actual matizado por el recrudecimiento del bloqueo del gobierno de Estados Unidos contra Cuba y las consecuencias de la propagación de la COVID-19 en sectores claves para la economía nacional, es innegable.
Con este propósito urge la necesidad de potenciar la producción de alimentos, como una prioridad de trabajo de las autoridades del país en aras de que la agricultura se convierta en la principal fuente de alimentación de los cubanos.
En este sentido, es oportuno impulsar también el autoabastecimiento local por cuanto implica garantías de alimentación del pueblo, de ahí que los campesinos tengan el reto de aprovechar, como nunca antes, la campaña de primavera de marzo a agosto.
Explotar al máximo las potencialidades y recursos con que cuenta la Isla, es un llamado permanente por parte de nuestros máximos dirigentes, con especial atención en los cultivos de arroz, frijol, maíz y plátano, además de huevos y carne de cerdo.
Lo cierto, es que más que nunca la nación caribeña reclama el apoyo de nuestros productores, con igual énfasis para la agricultura urbana, suburbana y familiar, en la siembra de cultivos de ciclo corto para crear condiciones favorables en el enfrentamiento a la pandemia.
Diversificar nuestra agricultura, explotar todas las reservas y aplicar las mejores experiencias, son acciones concretas que pueden desencadenar un aumento de las exportaciones, a la vez que constituyen tareas pendientes para los agricultores cubanos frente a la arbitrariedad del gobierno norteamericano y la terrible enfermedad del nuevo coronavirus.
Por Yamisbel Gil Neff


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